B. K. S. IYENGAR, “Luz sobre la vida”

Si la conciencia es como un lago, entonces sobre su superficie existen ondas o fluctuaciones primarias de la conciencia…

Las fluctuaciones u ondas secundarias son distintas. Son las que aparecen desde el fondo del lago. Este fondo está cubierto de arena y por ello, si en la vida experimentas el número suficiente de decepciones, la onda de la superficie acabará creando una onda que llegará hasta el fondo, y de manera imperceptible esa onda creará un pequeño banco de arena, generando un montoncito de decepción. Como resultado de ello te sentirás decepcionado y triste bastante a menudo ya que ese montón del fondo emite a su vez fluctuaciones u ondas secundarias.

La práctica del yoga trata de reducir el tamaño de los montones subliminales y de librarnos de esas y de otras fluctuaciones u ondas en nuestra conciencia. Todos aspiramos a ser libres. Nadie quiere ser manipulado por fuerzas invisibles, pero el caso es que eso es justamente lo que hacen los bancos de samskara en las oscuras profundidades del inconciente. Un estímulo desde la superficie conciente desciende rápidamente a través de los niveles del lago y encuentra bancos de sedimentos desconocidos que causa ondas de pensamiento secundarias. A su vez, esas ondas estimulan, de una manera que está mas allá de nuestra comprensión o control, un comportamiento que es tanto reactivo como inapropiado. Nuestras reacciones están precondicionadas y por lo tanto no son libres…Disminuimos el tamaño de los montones negativos y los convertimos en samskaras positivos como  “tengo buen carácter” o “soy ecuánime”. Luego construyes bancos de buena predisposición, afabilidad, franqueza o de los que quieras. Esos montones conforman un buen carácter y nos hacen la vida mas fácil. Alguien con buenos hábitos de vida es una persona agradable capaz de abrirse camino en la vida. Esa es una recompensa por la práctica, la limpieza, el contento y de un proceso de autorreforma  que puede llevarse a cabo incluso sin el yoga. El yoga es un apoyo obviamente, el yoga es un camino hacia ello, pero eso no significa que no exista la posibilidad de reformar los samskaras fuera del yoga. Sin embargo, el yoga es una potente herramienta para autoliberarnos de las pautas indeseables y arraigadas. Mediante el yoga las identificamos, las reconocemos y las cambiamos de manera progresiva. Lo que resulta único del yoga es una capacidad para llevarnos mas allá, hacia una libertad incondicionada, porque el yoga incluso considera los buenos hábitos como una forma de condicionamiento o limitación.

El yoga nunca olvida que el propósito final no es solo eliminar los malos samskaras. También hemos de cultivar buenas acciones para desarrollar buenos samskaras. Claro esta, primero hemos de escardar los malos. Pero la brújula yóguica siempre regresa a la noción de emancipación,  así que lo que queremos es que el fondo del lago sea plano para no recibir ninguna fluctuación secundaria rebotando desde el fondo. Eso es libertad. Pero en la práctica no puede pasarse de un salto de los samskaras malos a la libertad. Hay que pasar de los malos samskaras a los buenos y luego a la libertad. Se trata de un progresión lógica, es factible…

En la practica, la mayoría de nosotros hemos desarrollado hábitos negativos. Tu quieres convertirlos en positivos y luego pasar a la carencia de hábitos. Cundo el progreso agencia los niveles sutiles de los kosas , no evitas fumar porque seas un no fumador o porque fumar sea malo. No invocas una dualidad de bueno contra malo. De igual manera, no tienes que morderte la lengua para evitar dar una contestación fuera de tono a la gente que te irrita; no estas siendo autoconcientemente bueno. Lo que ocurre es que ser libre se convierte en una segunda piel. Puedes dar una respuesta irritada a alguien rudo, y puede dar una respuesta cortes a alguien rudo, pero en ambos casos actúas con libertad, apropiadamente, incondicionado por el pasado.

Todo el mundo quiere tener lo que se conoce como “buen karma” en lugar de “mal karma”, así que intentamos crear  consecuencias kármicas menos desagradables. Los efectos agradables derivan de samskaras positivos. Así que auméntalos y tendrás buenas consecuencias. Eso hace que la vida resulte agradable y vivible, para nosotros y para los demás. Hay implícito un verdadero beneficio social. Pero el objeto del yoga es la libertad, y por ello el yogui se dice: “Quiero liberarme de la consecuencias; quiero liberarme de la causalidad karmita. Quiero actuar en el presente, no condicionado ni siquiera por las buenas impresiones que reportan buenos resultados. Intentare cultivar acciones que carezcan de reacción”. No estará atado al pasado ni ( a través de una motivación de interés personal) al futuro. Simplemente actuara limpiamente en el presente…

La ventaja de una práctica sostenida y dedicada a lo largo del tiempo es que crea efectos duraderos. Lo que hacemos en el tiempo elimina lo que hemos creado en el tiempo. No podemos alcanzar la libertad de un salto, o con la inmersión en un río sagrado. Eso es un sueño, una ilusión. El ego resurgente siempre volverá a atraparnos. La inmersión es un principio y una declaración de buenas intenciones. Nos limpiamos las manchas y curamos nuestras heridas y fragilidades con muchos minutos, en muchas horas, en muchos años de aplicación sostenida y atenta. No obstante, incluso los principiantes pueden pasar rápidamente de debito a crédito, y la calidad de la vida puede mejorar significativamente. La serenidad, el autocontrol y la dirección creativa nos abrazan, y obtenemos la fortaleza para perseverar frente a las adversidades restantes.

Tanto si se esta de acuerdo con los tecnicismos de la causalidad karmita como si no, todo el mundo desea alcanzar progresivamente el umbral de su inteligencia y cosechar los beneficios…

El punto que tratamos de alcanzar es desde donde podamos actuar directamente en el presente. La acción directa es el resultado de la percepción directa, de la capacidad de ver la realidad en el presente, tal y como es, sin prejuicios, y actuar en consecuencia. Eso es lo que significa vivir verdaderamente en el momento presente. Si percibimos y actuamos en el presente, entonces nos estamos acercando al ideal yóguico de lo que se denomina una acción sin mancha o sin coloración. Las acciones son negras, que significa que están totalmente arraigadas en motivaciones egoístas y que provocan consecuencias dolorosas; o blancas, desinteresadas y buenas, o como ocurre con la mayoría de ellas, grises, consecuencia de motivos combinados que por lo tanto devengan resultados mixtos. Ese es el funcionamiento normal del mundo.

La acción yóguica es una acción absolutamente libre de hábitos pasados y sin interés en una recompensa personal en el futuro. Es hacer lo correcto en el momento presente solo porque es lo correcto, y esa acción es incolora o libre de mancha. Su gran ventaja es que puedes actuar en el mundo sin crear reacción. El beneficio de eso para un yogui, en relación con la libertad, es que intenta liberarse a si mismo de la rueda kármica del devenir. El yogui quiere bajarse del tío vivo de causa y efecto.

Sabe que el placer conduce al dolor y que el dolor a su vez lleva al placer, en un ciclo interminable. Se trata de un emocionante recorrido, y la meta de la mayoría de las personas es eliminar el dolor y experimentar únicamente el placer. El yogui sabe que eso es imposible y adopta la solución radical de trascender la interminable cadena de causalidad. No deja de participar en la vida, al contrario, pero actúa sin mancillarse. Por eso decimos que sus acciones son sin mácula o color, y eso solo es posible cuando el ego… deja de suplantar al Alma. El Alma siempre permanece fuera del juego de la vida, como testigo, el que ve, no como agente, y cuando la conciencia humana de naturaleza egoísta pierde su identidad en el Alma, no puede seguir atrapada en dolores y placeres. Entonces se comprende que el ego no es mas que una mascara de actor del verdadero Si-mismo.

Son pocos los que han alcanzado este nivel de desapego. La humanidad vive la mayor parte del tiempo en acciones grises, con resultados mixtos, pero alimenta una resolución ética acerca de pasar de lo gris a lo blanco. Lo que impide este proceso de reforma del si-mismo es que tenemos escasa percepción conciente de las ondas de pensamiento que vienen de las profundidades del inconciente…

Es muy difícil ser conciente de la aparición de esas ondas secundarias. Siempre creemos que en una situación dada, reaccionamos al primer estimulo, pero en realidad, en muchas mas situaciones de las que creemos, estamos reaccionando a la predisposición que está en el samskara en el fondo del lago. El yogui quiere ver y actuar directamente, y por ello necesita un lago con el fondo plano para poder actuar únicamente en respuesta al estimulo que proviene  del exterior y que esta en la superficie.

Si quieres interceptar las ondas secundarias ascendentes, necesitas velocidad y claridad de percepción, y una percepción conciente aguda. Si tu lago esta enlodado e impuro, si en tu sistema hay carretadas de toxinas que te nublan la visión, la claridad de visión es imposible. Si tu hígado tiene que vérselas con muchas toxinas tu cerebro se vera perjudicado porque el hígado no estará filtrando la sangre. El sistema nervioso reaccionara con mas lentitud frente al peligro, pero de manera desproporcionada, en el grado de estrés que registre. Para mejorar la salud has de conocer la mente inconciente, que se expresa en el interior del sistema nervioso. Si los nervios están perturbados sentirás la debilidad de la mente. Mientras los nervios sean fuertes, estables y elásticos, la mente se mantendrá estable. Cuando la mente esta estable, el sedimento en suspensión que la nubla se hunde hacia el fondo y la conciencia se vuelve límpida. La limpieza y el contento están unidos. Como la practica del yoga limpia el sistema y descansa los nervios, la claridad, el contento y la serenidad, se establecen por si mismos.

Alguien que esté enturbiado, intoxicado, que esté descontento, y con intranquilidad mental,  nunca podrá identificar la llegada de una onda secundaria a la superficie. Esta se expresara en la acción antes de que esa persona se de cuenta. Pero mediante la percepción conciente aguda y la velocidad de acción que cultivamos en asana y pranayama, podemos autorreformarnos. Además, respirando antes de actuar, podemos reducir la velocidad de nuestras respuestas, inspirar divinidad y entregar el ego en nuestra espiración…

La pausa momentánea en el proceso de causa y efecto nos permite iniciar el proceso de liberación.